viernes, 30 de noviembre de 2018


SELLOS, PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
¿Mérito o negocio?

Pocos terrenos de la vida organizacional han sido tan fértiles en producción de sellos, premios y reconocimientos, como la responsabilidad social y el desarrollo sostenible. La experiencia, sin embargo, ha venido a demostrarnos que poco de esta generosa abundancia corresponde a méritos y logros reales. Por el contrario, mucho de ello obedece al mercadeo de la imagen corporativa y, como tal, a un simple negocio, tanto para quien los otorga como para quien los recibe. Quisiera aportar algunos criterios para dar claridad en este intrincado bazar persa.

1.  LOS SELLOS

Técnicamente, un sello es un símbolo comunicacional, que le informa al ciudadano que el producto, servicio, proceso u organización respectivos han sido sometidos a procesos de auditoría y certificación por un organismo certificador acreditado legalmente para hacerlo, y con base en una norma o estándar técnico igualmente reconocido.

Hay, pues, dos requisitos fundamentales para que un sello pueda ser considerado auténtico: uno técnico y otro legal. Lo curioso es que, en el mercado, circula un número importante de sellos que no reúnen dichos requisitos: ni cuentan con un estándar técnico de respaldo, ni son otorgados por una entidad legalmente autorizada para hacerlo. Son, pues, sellos fraudulentos. El caso más conocido en nuestro medio colombiano es el sello o certificación de responsabilidad social que la organización Fenalco Solidario “otorga” (vende, realmente) a muchas organizaciones. Pero son decenas de ellos por el estilo.

2.  LOS PREMIOS

Funcionan a modo de concurso, al cual se autopostulan diferentes organizaciones y suelen tener una periodicidad definida. Recomiendo dividirlos en dos categorías:
a)  Los que son gratuitos. En éstos, la entidad otorgante del premio asume los costos del proceso (comunicaciones, jurados, visitas, evento de entrega y recordatorio –placa, estatuilla, pergamino u otro-). Son muy frecuentes en el sector gremial y en el mundo de las ONG.
b)  Los que tienen costos. En éstos, la entidad que se postula debe pagar un importe económico para financiar el proceso.

En ambos casos, conviene hacer algunas precisiones:
a)  Se da una gran heterogeneidad en el diseño de los procesos de otorgamiento. Desde la total informalidad, hasta metodologías sumamente robustas y serias. Un buen ejemplo colombiano es el premio Premio NEIG (Premio Nacional a la Excelencia y la Innovación en la Gestión), que otorga anualmente la Corporación Calidad. Tiene costo, su metodología tiene una estructuración de lujo y conforma jurados altamente reconocidos.
b)  Se presenta un buen número de premios que sencillamente son negocios privados: tienen costo y prácticamente los gana quien esté dispuesto a pagar por ellos. Tal es el caso del conocido premio Best Place to Work.
c)  Y, por último, hay una gran confusión entre los conceptos de premio y reconocimiento.

Como se ve, el de los premios es también un terreno abundante en riesgos y engaños, aunque los hay serios.

3.  LOS RECONOCIMIENTOS

No son un concurso, no tienen costo, las postulaciones las hacen terceros, y su soporte es estrictamente moral: la reputación de quien lo otorga es la que le confiere su valor. Se otorgan por liberalidad, ante logros y méritos relevantes, públicamente conocidos y reconocidos. Tienen la función de visibilizar socialmente modelos de desempeño imitables. De no ser por la frecuente confusión entre reconocimiento y premio, así como por las malas prácticas de las que están plagados los sellos y los premios, serían el modelo ideal a seguir, al lado de los sellos auténticos.

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