viernes, 9 de septiembre de 2011

¿CÓMO ADECENTAR LA PUBLICIDAD?

La publicidad, por lo menos en mi país, está lejos de ajustarse a unos mínimos de decencia. Prueba de ello son los abundantes mensajes engañosos, depredadores, incitadores, y un lenguaje generalizadamente truculento y lleno de trampas éticas. Quiero ofrecer dos ejemplos que actualmente están en nuestros medios masivos.

Un caso nacional:



Un importante actor financiero ha decidido enriquecer el ya riquísimo acerbo lingüístico de nuestra lengua, acuñando el verbo BANQUEAR, al cual le han conferido toda suerte de significados mágicos (ver gráfica).

Similar conducta de depredación lingüística ha hecho ya presencia en anteriores anuncios de otras compañías, como fue el caso de una reconocida marca de motocicletas, cuyo nombre japonés comienza por la letra K. Usaron entonces todas las variantes posibles: Kamino, Korrecaminos, Kabra, etc., para insinuar la presencia de su marca en todas las situaciones cotidianas.

El idioma es, junto con la biodiversidad, uno de los mayores patrimonios de una sociedad. Atentar contra él, de forma banal, resulta cuando menos una ligereza no propia de corporaciones dirigidas con seriedad.



Un caso local:


Un importante centro comercial, de la ciudad donde resido, ha hecho sonar intensivamente en los medios radiales un comercial cuyo texto dice textualmente: “Salir en estampida es un acto de supervivencia. Las mujeres lo hacen al ver ese vestido que todas quieren en descuento. ¡Mujeres al ataque! Descuentos del X de agosto al Y de septiembre. Centro Comercial XYZ: ¡Mi Mundo!”.

Los comentarios resultan casi innecesarios:
1. Una lamentable muestra más de ese tipo de publicidad compulsivo-consumista para la que el acto de comprar no es una conducta deliberada de atender racionalmente nuestras necesidades cotidianas, sino una conducta instintiva de saciar nuestras más viscerales aspiraciones de autoafirmación.
2. Una subvaloración y cosificación de la figura femenina que resulta francamente ofensiva. ¿Saldría una mujer inteligente en estampida al ver un descuento que, en la generalidad de las veces, resulta engañoso?


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