LA SOCIEDAD DEL HARTAZGO
“El descontento social y político en el Perú no se disipa”, anotaba el periódico El País, de España[1], a propósito de la multitudinaria marcha pacífica, promovida por la Generación Z el pasado 15 de octubre de 2025 y que movilizó las principales ciudades del país. El motivo: pedir “…entre otros reclamos, un cambio en el Gobierno, acciones claras contra la extorsión y el sicariato y la lucha contra la clase política corrupta”, según la misma fuente.
Recuerda las palabras de Camila Vallejo, líder estudiantil de 23 años, en las revueltas que sacudieron el segundo mandato de Piñera, en el Chile de 2011: “Hay un descontento instalado en la sociedad”, declaraba[2]. Su papel le valió el apelativo de La Pasionaria, en memoria de Dolores Ibárruri, la dirigente comunista de la España de los años 20 y 30 del siglo pasado.
El asunto no es, sin embargo, anecdótico, sino ya sistémico y global, como se entrevé en la declaración de Vallejo y en las siguientes frías cifras estadísticas:
§ En el año 2024, se
registraron 3492 eventos terroristas en el mundo, afectando a 66 países. Esto
significa 9,6 eventos terroristas diarios en promedio[3].
§ “Entre enero y junio del 2025, en Colombia hubo
1.834 eventos de conflictividad social, de acuerdo con el más reciente informe
de la Defensoría del Pueblo, lo que representa un aumento del 6% en comparación
con el mismo periodo del año anterior”[4].
Esto totaliza 10,2 conflictos diarios en promedio.
§ Agregue a ello el furor de miles de manifestaciones (pacíficas unas, no tanto otras), que se suceden diariamente en el mundo. Dos ejemplos: a) el pasado 19 de octubre, más de 2700 manifestaciones, bajo el slogan “No Kings”, recorrieron las calles de las principales ciudades de los EE. UU., con cerca de 5 millones de manifestantes, en contra del gobierno Trump[5]; y similar situación se ha repetido en varias oportunidades, durante sus escasos 10 meses de gobierno; b) en Colombia, solo en el primer bimestre de 2025, la Defensoría del Pueblo reportó 283 protestas ciudadanas[6] (4,7 diarias), con lo cual, es de esperarse que, en el año completo, superen ampliamente las 1600. E idéntico panorama podemos observar en todas las latitudes del mundo, al punto que ya dos gobiernos, los de Madagascar y Nepal, cayeron recién, producto de tales protestas.
No resulta
metafórico decir que el mundo y Colombia son ya un polvorín abierto y, quizás,
sin control. No ya con la intensidad de los grandes conflictos bélicos del
siglo anterior, pero sí con unas sistematicidad y cobertura superiores.
Es un asunto que bien amerita una mirada profunda y en perspectiva histórica. Zigmunt Bauman resumió el asunto en una metáfora muy poderosa: estamos en presencia de las sociedades líquidas[7]. Y apunta, en su texto, a los rasgos estructurales de esta dinámica histórica, agrupándolos en una triple crisis: del Estado, de la modernidad (como sistema de pensamiento) y de la democracia. Las tres, sólidamente documentadas y ya evidentes.
Yo quiero atreverme un paso más allá de los rasgos, explorando las causas raíz. Y me permito proponer dos, que pueden resumirse en la primera de ellas:
1. Un modelo económico agotado
El modelo económico, construido a partir de la revolución industrial, es de corte economicista, por cuanto ha elevado la economía a la máxima prioridad social, tiranizando nuestras relaciones sociales y nuestras relaciones con la naturaleza. Por lo mismo, ha sido un modelo generador de marginación social y depredación ambiental, por naturaleza. Ese modelo ya cruzó todos los límites permitidos y, por lo mismo, está ocasionando más destrucción que creación de valor actualmente. Ya nuestro planeta cruzó este año el séptimo límite de los que se consideran los nueve límites planetarios[8]; y la causa de ello es un modelo económico explotador y abusador de los ecosistemas, como ninguno antes conocido. Y, después de sobrepasar todos los límites, ya sabemos qué cosas siguen: el caos y el colapso.
De ahí lo que ya Byung-Chul Han y otros llaman “la sociedad del cansancio”[9]: la hiperproductividad agobiante que ha conducido a una sociedad fatigada, al límite. Y Han anota al respecto: “La técnica de administración del tiempo y la atención multitasking no significa un progreso para la civilización […] Se trata más bien de una regresión”. De ahí que veamos fenómenos sociales como “la gran renuncia”. Seres humanos que, ante el hartazgo de sentirse obligados a una carrera loca, como piezas de un engranaje esclavizante, prefieren decir como Mafalda: “paren el mundo que me quiero bajar”[10]. Otras caras de este fenómeno son el esclavismo digital, el cognitariado del que habla Bordoni, la precarización laboral…, frente a los que las nuevas generaciones simplemente se rebelan.
Otra variable de la crisis del modelo económico es el hartazgo del consumismo. Una sociedad que produce nivel de vida, pero fracasa intentando ofrecer calidad de vida. Es el consumo por el consumo, como obsesión ciega, al servicio de esa máquina de la maximización de rendimientos, que es la quintaesencia del modelo economicista. El consumismo ha terminado insensibilizando la capacidad valorativa de los seres humanos. Por eso, como bien anotaba Wilde: el de hoy, es “un hombre que conoce el precio de todo y el valor nada”[11]. O, como anotaba Diéguez, termina abocado a una crisis del deseo y anota al respecto: “La crisis de los deseos, el no saber qué desear, la desorientación en los fines, es (sic) uno de los síntomas más peligrosos de la situación en la que nos ha colocado la hipertrofia de la técnica”[12]
2.
El agotamiento severo de recursos clave para la
supervivencia
Ya están suficientemente documentados los más críticos:
§ El agua: “La escasez de agua
es uno de los mayores desafíos del siglo XXI”[13], reconocía la FAO en
la nota de convocatoria del 3er. Diálogo de Roma sobre el Agua en octubre de
2024.
§ La biodiversidad: “Actualmente,
se estima que la tasa de extinción de especies es entre 1000 y 10 000
veces mayor que la tasa natural de extinción”[14],
recoge la WWF. Y, toda, de naturaleza antropogénica.
§ Los bosques: según la Revista
Mundial de Bosques, del World Resources Institute, “La pérdida de cubierta
forestal ha ido aumentando en la historia reciente, de 13,4 Mha de pérdida de
cubierta forestal en 2001 a 29,6 Mha en 2024”[15].
Estamos desertificando el mundo a una velocidad de vértigo.
Y obsérvese que son tres vectores interrelacionados: agua-biodiversidad-bosques, en cuya degradación acelerada se refuerzan mutuamente, dando lugar a una dinámica que ya está teniendo impactos severos en la agricultura, la alimentación, la salubridad, el cambio climático, las pestes…, en una cascada perversa. Y son muchos otros recursos claves los que escasean. Y observe que todo ello ha ocurrido en aras de la maximización de rendimientos.
Casi todas las guerras contemporáneas obedecen ya a la lógica de la competencia geopolítica y social por recursos escasos (agua, tierras raras, territorio…), lo que pone en jaque los sistemas de organización social: la democracia, la confianza pública, la geopolítica…, todo lo cual se ve agravado por la corrupción, la polarización, etc. A todo ello nos ha llevado el modelo economicista. Por eso, como anota Pigem, nunca será tarde para entender que “Un sistema que por su propia naturaleza incrementa las desigualdades sociales y reduce la diversidad de la vida sobre la Tierra es lo contrario de lo que necesitamos”[16].
Al final, debo confesar cierta forma alegría que toma la esperanza en mi interior. Estamos presenciando el comienzo del fin de una era. Y confío en que todos estos síntomas son simples dolores de parto de una nueva era. Que, mientras más agudos, más pronto se abrirán los caminos de un nuevo orden: más humano y humanizante; más sostenible, equitativo y justo. En pocas palabras, un nuevo orden que, al fin, le dé sentido y calidad al vivir.
Ramiro
Restrepo González
Octubre
de 2025
[1] Raffo, F. Al
menos un muerto en la marcha contra el Gobierno interino de Perú impulsada por
los jóvenes. El País, España: octubre
15 de 2025. Ver ACÁ y ACÁ.
[2] Redacción Semana. “Hay un descontento
instalado en la sociedad”. Semana: agosto 12 de 2011. Ver ACÁ.
[3] Institute for Economics & Peace. Global Terrorism Index 2025. Marzo de 2025. Ver ACÁ.
[4] Defensoría del Pueblo. Conflictos sociales aumentaron un 6% en el primer semestre del 2025 frente al mismo periodo del año anterior. Agosto 15 de 2025. Ver ACÁ.
[5] Vásquez, M. y otros. No Kings protests
against Trump draw large crowds across the country. The Washington Post: octubre 19 de 2025. Ver ACÁ y ACÁ.
[6] Defensoría del Pueblo. 283 protestas sociales se presentaron en el país durante los primeros meses del año. Marzo 13 de 2025. Ver ACA.
[7] Bauman, Z. y Bordoni C. Estado de crisis. Paidós: 2016. Ver ACÁ.
[9] Byung-Chul Han. La sociedad del cansancio.
Herder: 2012, p. 33. Ver ACÁ.
[10] Es de anotar que Joaquín Lavado, Quino, ha
negado la autoría de esta viñeta; aunque, en mi concepto, merece ser de él.

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