Mucho me temo que no. Para hacerlo más práctico, te invito a que respondas el cuestionario que encuentras en la gráfica que encabeza esta nota. Toma un minuto, calcula y anota tu respuesta, antes de continuar la lectura. Por favor: haz el ejercicio antes de continuar… (puedes dar doble clic a la imagen para ampliarla).
Bien. Ahora que tienes tu cálculo, déjame contarte que un ciudadano contemporáneo consume entre 2.000 y 5.000 litros de agua diarios, dependiendo del nivel de desarrollo del país en el que le haya tocado vivir. Sorprendente, ¿no? No te preocupes: yo tampoco acerté y también me desconcerté cuando me topé con la pregunta hace unos días. Es que hemos sido formados en una VISIÓN LINEAL DEL MUNDO Y NO EN UNA VISIÓN SISTÉMICA. Por lo tanto, medimos cada impacto individualmente -y no sabemos medir impactos sinérgicos-, y medimos el impacto directo, inmediato -y no sabemos medir los impactos indirectos, mediatos, es decir, los impactos en el ciclo de vida de cada suceso-.
Lo anterior -no saber medir los impactos en el ciclo de vida y los impactos sinérgicos de nuestras actuaciones- no nos permite ver realidades elementales pero contundentes. Por ejemplo: es necesario saber cuánta agua involucra cada una de nuestras actuaciones diarias, no sólo el agua que consumimos directamente a través del baño, del uso sanitario, de las bebidas, etc. Para ilustración, dejo a tu consideración las siguientes cifras, documentadas por National Geographic:
1. Cada vaso de leche que consumas ha requerido 200 litros de agua en su producción.
2. Cada taza de café que disfrutes ha significado un consumo de 140 litros de agua.
3. Cada huevo que agregas a tu dieta ha necesitado 135 litros de agua para estar en tu mesa.
4. Una hoja de papel oficio, que tu o tu secretaria usen, ha implicado el consumo de 10 litros de agua.
5. Cada kilo de carne, que se consuma en tu hogar, ha involucrado 1.500 litros de agua para llegar a tu mesa.
Cuando conocemos los impactos en el ciclo de vida de los productos que consumimos y los efectos sinérgicos que generan todas nuestras actuaciones, empezamos a experimentar UNA NUEVA CONCIENCIA como CONSUMIDORES y como seres humanos. Y ese CAMBIO O AMPLIACIÓN DEL CAMPO DE NUESTRA CONCIENCIA sí podrá producir las transformaciones sociales, profundas y duraderas, que estamos necesitando con urgencia. Sigue este camino: es mi recomendación.
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