¿QUOUSQUE TANDEM HIDROHITUANGO?
Ramiro Restrepo González
Todos recordaremos esa célebre frase con la que Cicerón
inició, ante el Senado romano, lo que después conoceríamos como su primera
catilinaria: “¿quousque tandem, Catilina, abutere patientia nostra?” (“¿hasta
cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?”). Y he elegido esta frase
para titular esta nota, porque precisamente la paciencia de muchísimos
colombianos, antioqueños, la mia en particular, se está agotando frente a las
incidencias del novelón en el que se ha convertido el megaproyecto de la presa
hidroeléctrica de Ituango.
Particularmente, dos son los motivos que han marcado el
punto de inflexión en mi paciencia y credibilidad frente a los gestores del
proyecto.
Un primer motivo: los reiterados episodios catastróficos
para el ambiente y las comunidades de la zona de influencia. El último de ellos
se ha presentado desde el día 5 de febrero de 2019, día en que se cerró la
última compuerta de la casa de máquinas. La siguiente es una de cientos de
imágenes dolorosas (Gráfica No. 1), producto del cierre de esta compuerta, la
cual había tenido que ser utilizada para evacuar el agua del río, como medida
contingente, dado el colapso del tercer túnel de desviación improvisado (GAD 3).
Miles de peces e individuos de otras especies muertos, y cientos o miles de
pescadores artesanales, aguas debajo de la presa, sin su fuente tradicional de
ingresos, producto del casi total secamiento del rio. Una verdadera tragedia,
de dimensión nacional. Y, aunque cuando usted lea esta nota ya se habrá
recuperado el caudal del río, no así la calidad del agua, la cual tardará
quizás años en lograrlo.
GRÁFICA No. 1
Fuente: El Colombiano. Medellín, Colombia, febrero 6 de 2019
Pero todas esas incidencias parecen ser asuntos baladíes
para los tecnócratas que dirigen el proyecto. En efecto, el mismo 5 de febrero,
en rueda de prensa nacional, el Gerente General de las Empresas Públicas de
Medellín (EPM) declaraba con notoria satisfacción: “Fue una operación exitosa”.
¡Sin palabras! ¿Qué entiende por éxito el señor Gerente General de EPM?
Un segundo motivo tiene que ver con mi lectura del libro
“Errores constructivos de Hidroituango”, publicado por la Gobernación de
Antioquia (socio mayoritario del proyecto) y suscrito por el mismo gobernador,
Luis Pérez Gutiérrez.
En esta publicación, rigurosamente respaldada en evidencias
documentales de fuentes primarias, se hace un relato bastante pedagógico de la
cadena de errores, improvisaciones, imprudencias y hasta ilegalidades, que
constituyen el hilo conductor de este novelón. Aclaro que no tengo adscripción
política partidista alguna, y que el señor gobernador, a quien respeto como
gobernante, está en las antípodas de mis afectos. Pero cada una de las
afirmaciones que profiere en esta publicación está sólidamente respaldada en
evidencias documentales de fuentes primarias, que nadie puede desconocer.
De ahí que haya llegado a dos conclusiones, al terminar su
lectura:
1.
El ocultamiento de información, por parte de
EPM, como gestor del proyecto, es evidente e innegable. Grave falta de
transparencia, grave lesión al legítimo derecho de las personas, especialmente
de quienes viven en la zona de influencia del proyecto, a disponer de
información objetiva, oportuna y accesible, con base en la cual puedan formarse
opiniones serias y tomar decisiones acertadas y oportunas. Ya la Procuraduría
General de la Nación solicitó una investigación formal, al respecto, a la
Supersociedades.
2.
O los grupos directivos y técnicos de EPM y sus
contratistas tienen forma de controvertir, de manera documentada y contundente,
las afirmaciones hechas en esta publicación por el gobernador Pérez, o deberán
empezar a rodar cabezas y a abrirse todos los procesos administrativos,
disciplinarios, civiles y penales a que haya lugar, para establecer e
individualizar responsabilidades éticas, gerenciales, técnicas y legales, con
sus consiguientes consecuencias.
Una consideración final: el viejo proverbio popular bien nos
dice que “lo que mal empieza, mal termina”. Bueno es ahora recordar entonces
los oscuros manejos que marcaron el nacimiento de la sociedad Hidroituango S.
A. - E. S. P. El 14 de julio de 2008, la Gobernación de Antioquia, a través del
IDEA (Instituto para el Desarrollo de Antioquia), en una operación de compra de
participación a accionistas minoritarios, totalmente innecesaria, se quedó con
el 52.7% de propiedad sobre la sociedad Pescadero-Ituango, rompiendo el
preexistente equilibrio en la propiedad compartida con EPM. Esa compra a
accionistas minoritarios, además, se hizo a precios exorbitantes: acciones que
costaban col$ 1.000 fueron pagadas a col$ 35.854 cada una, por un monto total
de $97.000 millones, cifra nada despreciable que salió del patrimonio público
para las arcas de particulares cercanos al gobierno. Curiosamente, la
capitalización que acto seguido hicieron EPM y la Gobernación sí se pagó a col$
1.000 cada acción. Era el oscuro período del exgobernador Luis Alfredo Ramos,
hoy en líos judiciales aún, por otros motivos ligados a su gestión. Llovieron
las denuncias, se iniciaron varias investigaciones y todo quedó en nada (nada,
para el erario público). ¿Se repetirá ahora la dolorosa historia del silencio
de la justicia?
Vaya, en fin, dolorosa manera de echar por la borda la
reputación corporativa, el aprecio público y el bien ganado prestigio de EPM en
60 y tantos años de historia. Su reputación, aprecio y prestigio, ahora, han
quedado malheridos, y no será fácil recuperarlos.
Otros artículos anteriores del autor, en este blog y sobre
el mismo tema:
-
Cuestión de límites
-
¿Más Hidroituangos?
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