domingo, 3 de julio de 2011

ENTREGAN PREMIO DE RESPONSABILIDAD SOCIAL A EMPRESA MÁS MULTADA DEL AÑO

N. de la R.: todas las cifras ofrecidas en esta nota tienen como fuente directa la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia.

En su edición 2011 de los premios Andesco –el gremio de las empresas de servicios públicos domiciliarios de Colombia-, acaban de entregarle el premio en Responsabilidad Social, en la categoría “Desempeño Social”, a la empresa TELEFÓNICA, la multinacional española que tiene inversiones en Telefónica Telecom y en Telefónica Móviles, más conocida esta última como Movistar. Tengo el mejor concepto de Andesco, gremio líder en la promoción del Pacto Global en Colombia. Me parece muy bien que se premie a empresas que ofrezcan un desempeño ejemplar en los campos de la responsabilidad social. Pero, como ciudadano, no entiendo que el premio recaiga en la empresa que más multas recibió el año anterior por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio. Un total de 273 multas, por valor total de $1.689.222.000.oo (unos US$950.000.oo), cifra nada despreciable. Es una multa por día hábil de operación. Y, detrás de estas sanciones, evidentemente, está un repertorio extenso de conductas antisociales: publicidad engañosa, competencia desleal, cláusulas abusivas, incumplimiento de contratos con los clientes, etc., etc. ¡…Y LA PREMIAMOS! No olvidemos, además, que esta multinacional quedó en 2010 como la “Peor Empresa del Año”, con 34% de los votos de los consumidores españoles, en el ranking anual que elabora la organización de consumidores Facua. ¡Y es España, su casa! Estoy, pues, desconcertado y la noticia de Andesco obligó a que cambiara el titular de esta nota. Creo, respetuosamente, que en concursos de esta naturaleza, los jurados deberían documentarse mejor antes de emitir un veredicto tan importante.

Pero demos una mirada más panorámica al “discreto encanto de comportarse mal para ganar dinero” -parodiado a Buñuel-, encanto que las organizaciones parecen disimular tan bien que no les impide echarse encima galardones éticos como el premio de Andesco. Sólo la Superintendencia de Industria y Comercio, en Colombia, impuso el año anterior un total de 2.082 multas (un incremento del 17.7% frente al año 2009), por un valor de $29.237.433.062.oo (unos US$16,5 millones de dólares, un incremento del 194.7% con respecto al año 2009). Insisto en que uso sólo datos de la Superindustria, pero que en Colombia hay varias otras superintendencias que igualmente imponen un récord considerable de sanciones anualmente.

En la Gráfica No. 1, podemos observar el ranking de las empresas que debieron pagar el mayor importe de multas al fisco colombiano por sanciones de esta Superintendencia, durante el año 2010. Dominan los sectores de Telecomunicaciones y de Comercio al Detal (supermercados, hipermercados y similares). Los mismos dos sectores que, en los 3 últimos años, han sido campeones. Y nada pasa. Y los consumidores seguimos como si nada…




GRÁFICA No. 1



En la Gráfica No. 2, podemos observar las empresas que se hicieron acreedoras a las multas más elevadas. Acá, curiosamente, los sectores económicos se rotan anualmente. Este año les correspondió el turno a los subsectores del Azúcar y del Gas. Ya habían desfilado por este ranking los bancos y las cementeras. Lo denominan “prácticas comerciales restrictivas”. Pero, detrás de ese eufemismo legal, lo que encontramos realmente es la cartelización de precios y de prácticas comerciales. Y un cartel es un cartel. Todos lo sabemos.



GRÁFICA No. 2



En la Gráfica No. 3, podemos observar el panorama por sectores económicos. Allí podemos observar dos cuestiones sumamente importantes:
1. Que los sectores económicos involucrados en prácticas corporativas irregulares y antiéticas afectan DIRECTAMENTE la calidad de vida de inmensas masas de población.
2. Que ya figuran allí sectores económicos de olvidada vocación social, tales como las Cooperativas, las Cámaras de Comercio y las Cajas de Compensación Familiar. Es absolutamente increíble observar cómo, ante la lógica mercantilista que nuestro modelo economicista de desarrollo nos ha impuesto, hasta las organizaciones con mayor vocación social han ido olvidando sus orígenes.




GRÁFICA No. 3




Triste panorama. Porque nos muestra, con hechos y datos, que la responsabilidad social en el desempeño de nuestras organizaciones, en buena medida, y con EXCEPCIONES notables y cada vez más frecuentes afortunadamente, sigue siendo un asunto de marketing, de gestión de marca, de relaciones públicas y de retórica sin fundamento. Pero las tendencias que observamos en mercados más maduros son contundentes e irreversibles. Mercados poco maduros como el colombiano todavía permiten y permitirán este tipo de situaciones por algún tiempo, lamentablemente. Entonces, y parodiando a Fray Luis de León, sigamos observando cómo “de los ladrones cuélganse las cruces”.

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